El VP de Finanzas del grupo destaca también en esta entrevista, el gran know how que pueden aportar las empresas colaboradoras.
(28 de agosto 2024) Antofagasta Minerals es uno de los mayores productores de cobre de Chile y del mundo. Y para mantener este rol lleva adelante importantes inversiones: a principios de año inauguró INCO, en Los Pelambres, e inició las obras de Nueva Centinela, que con un monto estimado de US$4.400 millones representa la mayor inversión minera anunciada en los últimos cinco años.
Al dar a conocer hace unos días los resultados del primer semestre Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta Plc señaló: “La compañía demostró su resiliencia en la primera mitad del año, manteniendo los márgenes de EBITDA (US$1.394,4 millones, un 5% más que a junio de 2023), generando ahorros y mejoras de productividad por US$130 millones, y avanzando con proyectos clave que proporcionan una sólida plataforma para el crecimiento futuro”.
Para conocer más de cómo trabajan en Antofagasta Minerals para ser una compañía más eficiente y productiva, tuvimos la oportunidad de conversar con Mauricio Ortiz Jara , vicepresidente de Finanzas del grupo. Estos es lo que nos contó
-¿Cómo ves el desafío que tiene la industria minera en Chile en materia de competitividad y dónde consideras que hay espacios para la generación valor?
Yo creo que siempre hay espacio en nuestras estructuras de costo. Pero hoy el desafío -pensándolo más estructuralmente- está en cómo incorporamos la competitividad en nuestro ADN minero, en nuestra cultura minera.
Un ejemplo claro es que no todas las optimizaciones vienen de una reducción de costos; muchas veces surgen de cómo hacemos lo mismo con menos recursos o más, con más recursos.
Y esto se combina también con el desafío que tenemos por atraer talento a la minería. Ese es un espacio donde la competitividad y las personas se encuentran.
-¿Qué se tiene que hacer ahí?
Yo creo que tenemos que revisitar nuestros procesos; revisitar lo que estamos haciendo en distintas índoles, con mucha humildad y con apertura de mente. Las industrias o compañías mandantes generalmente instruimos a las empresas colaboradoras ‘qué queremos, cómo lo queremos y cuándo lo queremos’. Y en las empresas colaboradoras hay un tremendo know how de cómo hacer las cosas mejor.
En esa conversación considero que hay un tremendo espacio para desbloquear una mayor contribución a la industria minera. Más generación de valor, poniendo el conocimiento de la firma colaboradora al servicio del proceso, no solamente pensado como una prestación de servicios.
-En el caso del rol de las personas ¿Cómo ves ese reto, de la gestión del cambio en materia cultural?
El principio de todo, está en las personas. Todo lo que pasa dentro de las compañías mineras y en torno a ellas, está basado en las personas. Creo que nosotros hoy día tenemos acceso al mejor capital humano del país, y tenemos que saber atraerlo y retenerlo.
En ese desafío considero que está compartir no solamente lo que ‘pareciera que hacemos’ (las compañías mineras), sino que ‘cómo lo hacemos’. Porque no solamente producimos cobre, sino que operamos los robots más grandes de Chile, camiones de 360 toneladas, que son autónomos; equipos que perforan autónomamente cientos de metros de profundidad, para las tronaduras...
Entonces, detrás de la minería, detrás de cada libra de cobre en concentrado o en cátodos, hay un espacio de desarrollo profesional gigantesco, en campos como la automatización, en tecnología, ciberseguridad. Y también, obviamente, en la gestión de operaciones y la metalurgia. Pero son campos que yo diría que muchas veces se invisibilizan por una labor más operativa.
Por eso, ahí tenemos un espacio de visibilizar más: no solamente ‘qué hacemos’, sino que ‘cómo lo hacemos’.
-Y hablando de visibilizar ¿Cómo impacta la relevancia que están teniendo cobre y otros minerales, por su rol crítico para la electrificación global y el combate al cambio climático?
Yo creo que el cobre juega un rol en la economía del futuro; en cómo queremos construir y desarrollar nuestra sociedad. ¿De qué forma? Principalmente con una transición energética; energías más limpias. El cobre permite conducir energía de una manera mucho más eficiente.
También se avanza hacia a una sociedad más conectada e interconectada, y este metal sigue siendo parte importante para las Tecnologías de la Información (un nuevo foco de demanda es el aumento global de Centros de Datos, por el advenimiento de la IA)
Además, estimo que esa ‘visibilidad’ ha alcanzado una notoriedad distinta, desde el momento en que cada persona tiene acceso a un teléfono inteligente en su bolsillo; en que vemos cómo los autos eléctricos están llegando; en el avance de las energías renovables en nuestra matriz de generación. Y eso produce un círculo vistoso.
Cuando tú ves algo, lo quieres; y cuando lo quieres, le dejas espacios para hacerlo mejor. Y eso es lo que está pasando con la industria del cobre. Diría que hay un mayor una mayor valoración de la minería y de su contribución, no solamente a las regiones donde operamos, sino que también para una economía distinta, más sustentable y de largo plazo.
-Y para finalizar, en Antofagasta Minerals han iniciado la construcción de Nueva Centinela y está en preparación PAO, en Los Pelambres. ¿Cómo están trabajando para optimizar la construcción de estos grandes proyectos?
Bueno, tenemos dos grandes inversiones que apuntan, una a aumentar la producción en Centinela, y la otra a incrementar nuestro consumo de agua de mar en Los Pelambres, reemplazando fuentes continentales. Estas dos iniciativas son claves para nuestro crecimiento.
Y yo diría que el principal reto que tenemos ahí, son los desafíos logísticos, asociados tanto a personas como a materiales. Y ahí es donde tecnologías distintas, miradas distintas de logística en ambos casos, juegan un rol importante.